Los 1,60 de estatura no impidieron a ‘Muggsy’ Bogues alcanzar el éxito y trascender pese al difícil contexto social que tuvo que superar a lo largo de toda su vida.
Ser
estrella de la NBA con solo 1,60 de altura es una proeza que pocos pueden
lograr. De hecho, solo ha estado al alcance del bueno de Tyrone Curtis Muggsy
Bogues (Baltimore, 1965), que más que por su altura, se dio a conocer por una
increíble historia de superación personal en tierra de gigantes.
En la
ciudad más poblada de Maryland nacía un 9 de enero de 1965 un crío
estadounidense dispuesto a cambiar su contexto y sus costumbres para triunfar
en el mundo del baloncesto. Un niño que a sus cinco años vería su vida pasar
por delante. En un barrio oscuro y peligroso que destacaba la violencia y la
droga por encima de todo, la historia de Bogues iba a cambiar en milésimas de
segundo aquella recordada noche de 1970.
Tras
oír como los vidrios de una ventana explotaban, el joven de cinco años, tan
curioso como asustado, se dirigía a la calle para observar lo que había
sucedido. Un negocio cercano a su casa acababa de ser asaltado y el dueño
armaba la escopeta para detener al delincuente. Sin embargo, el disparo
terminaba dirigiéndose a las manos que apoyaba en sus piernas aquel joven
chaval que nada tenía que ver.
“Aquel
accidente cambió mi vida. Y mi cabeza… Aunque era muy chico entendí que había
que salir de allí, como fuera”, explicaba Bogues años después. “Esa noche supe
que la vida podía terminarse en un instante y que tenía que luchar por otra
diferente. Pudo ser una tragedia, pero no lo fue y me sirvió para ser quien soy
hoy”, comentaba.
Bogues,
apodado como Muggsy, tuvo que deshacerse de su vida anterior y superar el
desfavorable contexto social en el que vivía para alcanzar el éxito. Y vaya si
lo hizo. Era el más pequeño de los cuatro hermanos y siempre afirmaba que su
deseo era jugar a baloncesto, pese a su estatura de 1,45 metros. Richard, su
padre, fue detenido por robo a mano armada cuando el joven tenía 12 años.
Recibió nada más y nada menos que 20 primaveras de prisión. También estuvo en
la cárcel su hermano mayor, Chuckie Bogues, por consumo de drogas. “Todas esas
cosas me hicieron madurar de golpe. Muchos crecimos sin padre”, explicaba.
Desde
ya jóvenes, las pachangas que juntaban a David Wingate, Reggie Williams y
Reggie Lewis con Bogues, creaban mucha expectación en el instituto y en la
calle. Destacó en el Instituto Dunbar de la ciudad de Baltimore en la posición
de base -evidentemente-. Tras ello, logró una beca en la Universidad de Wake
Forest, en la que estuvo durante cuatro años siendo el líder en asistencias y
recuperaciones de toda su conferencia. Todo ello, con 1,60 de altura.
Antes
de dar el paso definitivo a la NBA, Bogues fue seleccionado por Estados Unidos
para jugar y ganar el Mundial de 1986. Los Washington Bullets apostaron por él en
el número 12 del Draft y firmó un contrato de un millón de dólares para cuatro
años. Dicha cantidad económica la utilizó para sacar a su familia de la
pobreza: le compró una casa a su madre y contrató un abogado para sacar a su
padre de la cárcel.
Se convirtió
en el jugador más bajo de la historia de la NBA. Y todavía lo sigue siendo. Su
estancia en Washington siempre se recordará, en parte, por la mítica fotografía
entre él y Manute Bol (2,31), el entonces jugador más alto de la historia antes
de que apareciera Gheorghe Muresan. Ambos compartieron vestuario en los
Bullets.
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