Los desencuentros entre Israel y Hamás se han agudizado en estos últimos meses, y es que, lo que para Hamás son exigencias "legítimas" (alto el fuego, permitir ayuda humanitaria y salida de tropas de Gaza), para Israel son demandas "delirantes, extremas e inaceptables".
Seis meses de intensa ofensiva israelí en la Franja de Gaza han dejado ya más de 33 000 muertos, cientos de miles de desplazados, una catástrofe humanitaria y pocas esperanzas de alcanzar una tregua, que pese a los incansables esfuerzos realizados por los mediadores - Egipto, Catar y Estados Unidos- no se ha podido materializar.
Desde que Israel declarara la guerra a Hamás el 7 de octubre, ambas partes tan solo pactaron un breve alto el fuego de una semana a finales de noviembre, que permitió el intercambio de 105 rehenes por 240 palestinos en cárceles israelíes.
Ese alto el fuego se rompió por acusaciones cruzadas de no cumplir lo pactado, y ante la incapacidad general de otros actores para ejercer influencia para una nueva pausa humanitaria, un clamor de la comunidad internacional reflejada incluso en resoluciones de la Asamblea General de la ONU.
Estas últimas semanas se están realizando nuevos intentos para lograr acuerdos, mediados por Egipto y Catar, y con el apoyo de Estados Unidos.
Sin embargo, Hamás ha asegurado que los diálogos con Israel se encuentran en un "círculo vicioso" por culpa de primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien sigue, según Osama Hamdan, alto cargo de Hamás, "poniendo obstáculos para llegar a un acuerdo y no está interesado en liberar a los prisioneros israelíes".
En palabras de Hamdan, "ha quedado claro en todas partes que él [Netanyahu] y su gobierno nazi intentan ganar tiempo y absorber la ira de las familias de los rehenes, mostrando un falso interés en continuar la negociación".
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