Los
fanáticos del básquet que peinan canas y tienen pasión por los videojuegos, aún
recuerdan con melancolía al "NBA Jam", posiblemente el título más
icónico vinculado a la liga más importante del planeta. En el mismo, los gamers
competían 2vs2 y tenían el privilegio de escuchar "Boomshakalaka", la
frase que inmortalizó el relator del jueguito cuando un personaje virtual
anotaba con una canasta de antología.
Pasaron
más de tres décadas del lanzamiento de ese juego (1993), pero en la noche del
lunes posiblemente más de un aficionado lo recordó. Y se debe a que Edwars (ya
un especialista en la materia), hizo un doble que quedará inmortalizado en el
tiempo y que parece sacado de un videojuego. Así y todo, aunque parezca
imposible, no formó parte de la ficción y lo hizo en la vida real.
El
escolta de 22 años es uno de los grandes talentos de la actualidad,
entremezclando virtudes como la velocidad, su gran tamaño, la capacidad de
salto y la técnica. Por esta razón su apellido suele visualizarse en las
portadas de los medios, siendo este lunes por la noche su última aparición. ¿La
razón? Durante el tercer cuarto superó fácilmente a Collins en el aire para
luego explotar el balón naranja contra el aro.
Aunque
es de público conocimiento que la NBA reúne jugadores de un talento impactante,
la liga tiene la capacidad de reinventarse y mostrar sistemáticamente acciones
que sorprenden a los aficionados. En ese sentido, por estas horas se viralizó
una imagen que posiblemente quedará en el recuerdo.
Edwards
pulverizó a Collins en cuestión de segundos, con una definición sensacional,
luego de recibir un pase de Nickeil Alexander-Walker. Aunque el deportista que
defiende los colores de la Utah hizo lo posible para evitar la definición, sólo
logró aparecer en todas las imágenes como si fuera un espectador de lujo.
Fue
tan espectacular la jugada que no sólo exaltó a los aficionados, sino que
también generó sorpresa (o admiración) en los propios protagonistas. Sin ir más
lejos, inmediatamente después de la definición de Edwards, se vio a su
compañero Kyle Anderson totalmente atónito. En simultáneo, Monte Morris corrió
hacia la estrella de Minnesota, sin saber si saludarlo con adoración o lanzarle
una mirada de disgusto. Terminó haciendo ambas cosas.
Semejante
salto generó euforia en el recito pero también dejó secuelas físicas. ¿La razón?
Edwards afirmó que se dislocó un dedo en la jugada, aunque Collins la pasó un
poco peor: sufrió un golpe en la cabeza que lo hizo abandonar el partido y ya
no pudo regresar tras el poster.
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