Luego de una semana de tira y afloje con las
bandas que controlan el 80% de su país y que no le permitían regresar, este
martes Ariel Henry renunció como primer ministro de Haití.
"Si Ariel Henry no dimite, si la comunidad
internacional sigue apoyando a Ariel Henry, nos llevará directamente a una
guerra civil que acabará en genocidio", había advertido el pandillero
Jimmy Chérizier, alias "Barbecue", quien lidera la poderosa pandilla
G9.
La más reciente crisis en el país, con miles de
presos escapando de las cárceles y el asedio de pandilla armadas al aeropuerto
de la capital Puerto Príncipe, habían impedido el regreso de Henry, quien se
encontraba en Kenia, negociando la colaboración de las fuerzas de seguridad de
ese país africano.
Finalmente, Henry anunció su renuncia desde
Puerto Rico, país en el que se refugió luego de que se le impidiera
aterrizar en Haití y República Dominicana.
Henry gobernaba el país más pobre del
continente desde que el presidente Jovenel Moïse fuera asesinado el 7 de julio
pasado.
El presidente fue muerto a tiros por un
grupo de mercenarios colombianos en su casa en las afueras de Puerto
Príncipe y hasta la fecha no se ha determinado quién ordenó el magnicidio,
aunque incluso la esposa de Moïse, Martine, fue vinculada con el asesinato.
El país no ha celebrado elecciones
parlamentarias ni generales desde 2019 y ya no hay funcionarios electos, pues
el mandato de los anteriores se agotó.
Los críticos de Henry, quien era muy
impopular, consideraban ilegítimo su gobierno.
"Por eso, las pandillas, que hasta hace
poco eran rivales, están llevando a cabo ataques coordinados desde hace
días", dijo en ese momento Diego Da Rin, experto en Haití del
International Crisis Group, un Mundo de la BBC.
"Han unido sus fuerzas y han creado una
especie de frente unido para atacar infraestructura crítica e instituciones del
Estado. Quieren demostrar que tienen la capacidad de poner al Estado de
rodillas", añadió.
¿Quién es Ariel Henry?
Ariel Henry es
un político y neurocirujano de 74 años que estudió en universidades en Francia
y Estados Unidos.
Es miembro del
Inite, un partido de centro izquierda y socialdemócrata.
Trabajó en
Francia durante 19 años y al regresar a Haití se
desempeñó como jefe de neurocirugía en uno de los hospitales más importantes
del país.
Entró por
primera vez en la escena política a principios de la década de 2000 como una
figura destacada del movimiento opositor Convergencia Democrática, que luchaba
para expulsar del poder al entonces presidente Jean-Bertrand Aristide.
Cuando René
Préval llegó al poder en 2006, Henry se unió a su gabinete como director
general del Ministerio de Salud.
Ocupó diversos
cargos en Salud y estuvo encargado de la respuesta de salud pública tras el
catastrófico terremoto que sacudió al país en 2010 y dejó más de 200.000
muertos.
Más tarde
también dirigió la respuesta a la letal epidemia de cólera que sufrió Haití en
2012, después de que fuerzas de paz nepalesas de la ONU contaminaran los
afluentes de los ríos en el valle de Artibonite.
Desde 2016,
Henry se desempeñó como ministro de Asuntos Sociales y del Trabajo y
posteriormente como ministro del Interior y de Comunidades Territoriales.
Cuando se
desató la pandemia de covid-19, Moïse nombró a Henry asesor del grupo
científico del gobierno para responder a la crisis sanitaria.
Henry es hijo
del pastor Elie S. Henry, líder espiritual de la Iglesia Adventista del Séptimo
Día, quien murió en 2015 a la edad de 89 años.
También es
hermano del pastor Élie Henry, presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo
Día en Interamérica, quien en diciembre de 2020 acaparó la atención de los
medios internacionales cuando fue víctima de un secuestro junto con su hija,
Irma.
Cuatro días
después fueron liberados ilesos.
Llegada al poder
El 5 de julio
de 2021, dos días antes del asesinato de Jovenel Moïse, Arie Henry había sido
designado por el presidente como primer ministro de Haití, pero no llegó a ser
investido en el cargo.
En un breve
discurso a la nación poco antes de asumir el puesto tras el magnicidio, Henry
pidió unidad política e informó que anunciaría un gobierno de consenso que
dirigiría el país hasta que se pudiera celebrar un voto para elegir un nuevo
presidente.
Casi tres años
después, aún no había definido un calendario para esas elecciones.
La juramentación de Henry nunca logró poner fin
a la volátil situación política y social del país.
Su mandato generó indignación entre activistas
y líderes que consideraban que no se había tomado en cuenta la voluntad de la
gente.
Antes de que Moïse fuera asesinado, muchos
también estaban pidiendo su renuncia.
El magnicidio y los consecuentes mandato y
renuncia de Henry parecen haber sumergido a Haití en una crisis aún más
profunda.
Según estimaciones del Banco Mundial, el 63%
de los haitianos vivía con US$3,65 dólares diarios en 2023, y al menos unos
5,2 millones de personas necesitan hoy asistencia alimentaria y de vivienda,
una cifra que aumentó un 20% con respecto a 2022.
Mientras tanto la economía sigue en caída libre
y se redujo un 1,7% en 2022 con respecto al año anterior, de acuerdo a la misma
fuente.
Estos indicadores contribuyeron a la
impopularidad de Henry, a quien ni siquiera le ayudó el respaldo del
gobierno de Estados Unidos, un aliado influyente en Haití.
A principios de febrero, miles de haitianos
salieron a las calles a realizar protestas diarias pidiendo la salida de Henry
y advirtiendo que seguirían en las calles hasta que renunciara.
Henry pidió en ese momento unidad y calma, pero
su discurso poco hizo para apaciguar las protestas.
Luego partió a una gira por Guyana y Kenia. En
este último país firmó un acuerdo sobre el despliegue de una fuerza policial
multinacional para ayudar a combatir la violencia de las pandillas.
La misma violencia que no lo dejó regresar al
país y que finalmente lo forzó a renunciar.
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